Un adolescente inglés resuelve crímenes junto a un demonio todopoderoso quien le sirve como mayordomo a cambio de su alma. Cada aventura lo acerca a entender el crimen de su familia y su destino final.
La serie cuenta con tres temporadas siendo esencial la primera (a la cual dedicaremos éste análisis), una segunda temporada un tanto desabrida aunque con un final impactante y una tercera que se desprende del universo original profundizando más en los personajes.

Forma
Situados en la Inglaterra victoriana (durante apogeo de su revolución industrial) la estética bordea lo dark y lo steampunk sin perder verosimilitud, acompañada por música clásica funcional de tempo lento, paisajes y paleta grisácea que por momentos exige paciencia cuando el colorido de sus personajes o el ritmo de su trama no son suficientes. La ambientación incluye detalles como diferentes acentos ingleses antiguos, hermosos opening y endings y referencias a otros personajes como “Jack el destripador” o los Shinigamis.
El adolescente Ciel es un héroe pos moderno: ya vivió lo peor, conserva un status privilegiado, un aliado omnipotente y una muerte asumida. Puede dedicarse a resolver cuestiones ordinarias y en el camino desentierra secretos de su historia familiar que lo arrastran a lo inevitable. Sus miradas, silencios y primeros planos no nos posicionan frente a una caricatura sino frente a un ser movido por intenciones que luego iremos confirmando y hacia el final se cargan de significado. Las medias sonrisas de su mayordomo Sebastian, su leiv motiv inquebrantable “Sí, mi Señor”, lógica y capacidad de resolver un sinfín de situaciones sin siquiera despeinarse hacen de ellos una dupla más que interesante, nada sobre actuada y mucho menos empalagosa.
En cuanto a estructura, la primer temporada de la serie integrada por 24 capítulos (más uno especial) muestra la vida diaria y personalidad de los protagonistas atravesados por un colorido de situaciones y personajes que compensan su frialdad y realismo añadiendo un toque de humor. Con nuestro apego también irán creciendo los interrogantes ¿De dónde vienen éstos personajes? ¿Hacia dónde van?
Mientras Ciel lleva adelante su empresa familiar de juguetes (base de su fortuna heredada) los casos que se le presentan son en su mayoría crímenes que lo movilizan por la lealtad de su casa a la Reina en pos de asegurar la paz colaborando con los servicios de seguridad oficial, negociando información y manteniendo los misteriosos delitos lejos del ojo público. Muchos detalles que parecen inconexos y aún aleatorios con el tiempo van revelando su razón de ser.
La segunda mitad se vuelve más compleja aumentando la tensión en forma exponencial durante los últimos tres capítulos con un final épico muy esperado. Los planteos filosóficos y diálogos reveladores durante escenas de acción merecen ser re visitados y lo son en gran manera durante el capítulo especial que mediante una divertida analogía plantea un final alternativo y nos permite despedir la historia con una ligera sonrisa.

Contenido
El proselitismo del bien
Desde su propuesta nos confronta con nuestros conceptos del bien y el mal: El protagonista es un anti héroe frágil, joven, movido por su deseo de servir a la Reina de Inglaterra colaborando en casos policiales junto a su mayordomo aliado ejecutor, el héroe oscuro de esta novela. Por si las connotaciones negativas del color negro en la psicología y el arte no fueran suficientes plasmadas en el título, la indumentaria, cabello y mirada del mayordomo, Sebastian es un demonio.
Desde Evangelion (otro famoso animé que analizaré luego) estoy acostumbrado a cuestionar la moralidad de nuestros arquetipos espirituales: Los ángeles son en sentido epistemológico del término “mensajeros” y su nuevo mensaje o “evangelio” revelado a los humanos puede ser la propia destrucción humana o en el mejor de los casos, su deconstrucción.
Aquí se exhibe la paradoja moral de que peor que el mal es el bien imponiendo su dogma auto legitimado. Mientras el mal exhibe sus defectos y convive con la diversidad, el bien se obsesiona con uniformar y purificar/destruir lo imperfecto creyendo que solo por expresar intenciones buenas o elevadas y mostrarse estéticamente bello o literalmente blanco tiene suficiente justificativo para sus imposiciones.

Relaciones particulares
Dejémoslo claro: Es una serie de hombres diversos pero de hombres al fin. Las féminas solo aportan dinamismo a la trama como objeto de deseo. Fieles al género del animé ellos asumen el deber de sustentar su entorno. Fuera de ese mandato lo masculino no reside en una competencia de egos sino que florece en la caballerosidad trascendiendo aún la dinámica convencional amo/esclavo. En éste mundo de hombres el respeto y el acuerdo son moneda corriente y cualquier tipo de imposición, abuso o restricción es mala señal. Aunque está todo servido para el afecto entre un frágil adolescente huérfano cuidado por un apuesto y habilidoso mayordomo, su relación es meramente funcional a sus motivaciones: Ciel quiere resolver casos y Sebastian quedarse con su alma.
El demonio tiene apariencia y modales elegantes, inteligencia, poderes sobrenaturales y destreza física junto con una firme personalidad pero por ser un ente espiritual no tiene ansiedades ni dependencias humanas. Ciel tampoco muestra el más mínimo interés por enriquecer su mundo sexo afectivo; ni siquiera entiende qué siente por su prometida. No solo es pobre para comunicar sus sentimientos sino que los mismos le avergüenzan tal vez debido a su corta edad, contexto de orfandad criado en una sociedad frívola y posible abuso sexual por parte de quienes destruyeron su familia.
Otros personajes llamativos son Grell un personaje muy queer (travesti o trans… jamás lo sabremos) y otro tan ambiguo como el ángel del bien que oscila entre ser hombre y mujer (con claras referencias al ser andrógino mencionado por Platón en “El Banquete”). El resto de personajes que responden a estereotipos hegemónicos (la dama bella, el jefe rudo, el padre de familia) son los más prescindibles para la trama principal.

El apego a la venganza
Si bien todos conocemos alguna historia de venganza (si no es por su origen en la tragedia griega, por sus interpretaciones modernas desde “Romeo y Julieta” hasta las tele novelas o películas como “Kill Bill”) es destacable el momento en el cual ese sentimiento se transforma en la razón de ser del protagonista. A medida que Ciel descubre su pasado también entiende que el rencor generado por las injusticias vividas es su identidad y orgullo.
El capítulo especial funciona como un meta discurso de los protagonistas representando Hamlet en un escenario e interpelando a Ciel en sus intenciones y mostrando el trágico final escrito para él (la moira, dirían los griegos). En un intento por hacerlo entrar en razón el mismo demonio, (aún contrario a sus propios intereses) le señala el resultado obvio de su obstinación pero Ciel elije conscientemente apegarse al dolor.
¿Qué sería Ciel sin el trauma que le dio sentido y forma a su vida? Como espectadores entendemos que las opciones son perder-perder: Si sigue su destino perderá su vida pero si lo modifica traicionará su historia y nosotros los perderemos como personaje. Quisiéramos verlo feliz pero extrañaríamos empatizar con su sufrimiento y obstinación. Al fin y al cabo ¿Quién puede escapar a su destino?
Para más información recomiendo esta reseña:
http://ramenparados.com/resena-black-butler/
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