El estrés en su justa medida es tan necesario como la alarma que nos despierta todos los días pero cuando se torna constante necesitamos incorporar otras estrategias.
Cuando puedo seguir 10 proyectos en simultáneo con producciones de diferente complejidad y especificaciones empleando equipos de diversas áreas y clientes de otro hemisferio siendo amable, positivo y aún proactivo sin faltar a mis compromisos personales ¿Qué más podría pedir? ¡Sí! Compartir lo aprendido.
Desterrando excusas
Antes de comenzar con mi lista de consejos necesito que pensemos cuántas veces escuchamos: “Siempre fui un desastre”, “No soy de esas personas que usan agenda”, “Tengo muy mala memoria” y cualquier otra justificación para nuestra falta de organización que nos estresa.
Ahora pensemos en nuestro primer número de teléfono. En la letra de nuestra canción preferida. En el nombre de usuario de la persona que nos gusta. Nuestra primera casa. Qué queremos cenar hoy ¿Porqué podemos describirlo con detalle pero no podemos recordar nuestra agenda? ¿Porqué podemos planificar una salida pero no organizar nuestros compromisos? Porque nuestra memoria tiene 3 factores:
– Recordamos lo que nos interesa, lo que nos genera emoción.
– Recordamos historias, la relación entre diferentes hechos.
– Recordamos contextos, espacios físicos.
Y todo lo que tenga esos 3 factores será recordado con facilidad pero antes debe haber una intención, un “querer prestar atención”, “querer salir del desorden”.
En el campo de la planificación querer es poder. Entonces debemos configurar nuestra mente para entender que: podemos manejar nuestros compromisos y cuando nuestras posibilidades son limitadas aún tenemos innumerables herramientas para gestionarlos exitosamente.
01. Primero lo primero
Sabiendo que “el caballo debe ir delante del carro” y que nadie nos dará el norte, nuestra vida debe guiarse por prioridades para llegar a buen puerto. Antes de escuchar la cantidad de voces que opinan, aconsejan y exigen, primero debes tener claro:
– ¿Cuáles son tus valores?
– ¿A cuáles respondo primero?
– ¿Cuánto puedo demorar en responder?
En mi trabajo liderando proyectos es tan importante responder al cliente como al equipo ¡Pero primero debo responder a mí mismo! mi salud, seguridad, familia, amigos y luego a mis líderes, colegas, clientes… No continues sin definir una escala de valores y objetivos, un proceso para ejecutarlos ¡Y en lo posible un plan B!
02. Mantener el foco
Definir valores y elegir objetivos acorde nos ahorra caminos equivocados, sobretodo cuando no hay tiempo para pensar. Valores que elegí para mi vida son: claridad, dinamismo y sustentabilidad. En base a ellos defino el resto de mis objetivos en salud, económicos y aún espirituales. Por ejemplo:
– Claridad: Debo mantenerme asertivo al expresarme.
– Dinamismo: Respondo y me adapto con tanta rapidez y gracia posible.
– Sustentabilidad: Busco que mis decisiones, hábitos y ritmo puedan mantenerse en el tiempo.
Más presiones requieren mayor precisión en nuestros esfuerzos como los caballos con anteojeras: directo al punto. Eso implica que irnos por las ramas o divagar, distraernos, emocionarnos en sobremanera o aún las malas posturas corporales van en contra de nuestro bienestar productivo, mental y físico. Cualquier interrupción que no aporte a nuestros objetivos es un obstáculo a evitar.

03. Expectativas acorde
La trinidad del project management nos enseña que cualquier proyecto se compone de tiempo, calidad y coste. Siempre que priorices un factor es esperable que los otros dos disminuyan su rendimiento ¿Quiero algo rápido? Puede salir más caro y su calidad se verá comprometida ¿Quiero calidad? Necesitaré más tiempo y recursos ¿Quiero algo barato? Seguramente tenga que reducir la calidad y plazos… ¡Y es completamente normal y aceptable!
Cuando sabes en qué contexto y etapa te encuentras tu expectativas (lease: frustraciones) se adaptan acorde. A los 20 años sería preocupante que caer al suelo luego de dar unos pasos, pero si tuvieras 2 años sería completamente posible y aún esperable. Lo mismo pasa con las tareas y las personas así que mejor administrar nuestra energía través de la empatía y desde un prisma real, no ideal.
04. Resuelve ahora
Nada ocupa más lugar en nuestra memoria que los pendientes. Las pequeñas tareas deben resolverse al momento y los reclamos expresarse (con criterio, como hablaremos más abajo) o anotarse y evitar a toda costa demorar o delegar lo que solo nosotros podemos resolver.
En la web podemos encontrar miles de artículos con herramientas y apps para llevar registro de nuestras tareas: Desde Google Docs y EverNote a Trello y PostIt.
05. Siempre amable
Nuestro profesionalismo a largo plazo se define más por forma de resolver situaciones que por resolver situaciones en sí. En momentos de estrés debemos adoptar un enfoque tan resolutivo como humano. No escalar problemas sin proponer soluciones. No buscar culpables sino responsables. Y nunca dejar de ser asertivos, sobretodo cuando nos sentimos frustrados: “La verdad esperaba esto…” “Me hubiera gustado que…” “Pensé que había sido claro…”. Lo importante es ser claros, negociar expectativas, capitalizar errores y mejorar lo que vendrá.
06. Saber cuándo cortar
Si las tareas parecen ser o de hecho son infinitas, nosotros no y tenemos una vida fuera de esa área que nos estresa, por lo cual tenemos que aceptar que no siempre podremos resolver todo pero sí dejar indicios de cómo continuar la tarea. Y aquí vuelvo a mi consejo de anotar pendientes como prefieras: memos, audios, notas, stickers… lo que mejor sirva para segmentar el trabajo en porciones realizables. No es lo mismo comer una torta en una hora que comer dos porciones por día. Habla muy bien de nuestra disciplina calcular lo suficiente; ni más, ni menos. Por ejemplo: Hacer una hora extra no es ningún pecado pero hacer extras todos los días es un indicio de falta de planificación y límites.
07. Nunca lo mismo
La clave para encarar el estrés es explorar diversas formas. Las primeras veces puede tomarte por desprevenido. Otras veces tal vez lo dejes pasar o aún lo niegues para evadirlo pero lo ideal es que si ante una crisis te enfoques en aprender del error. Si aprendes del error el estrés no va a tomarte dos veces igual y la próxima tendrás otra herramienta para hacerle frente, o al menos la seguridad de que hiciste tu posible y solo resta persistir. Tienes toda una vida para intentarlo.
08. Positivo o nada
¿Cómo contener el estrés y no contagiarlo? Con criterio. No llegar con las deudas puede ser un buen tema de charla con tu pareja pero no con tus hijos. Lo mismo en ambientes de trabajo: Cuando el estrés se comparte se encuentra contención o se amplifica y frente a grupos inmaduros lo más probable es que el más mínimo soplido desate un huracán por lo cual recomiendo solo buscar contención en gente con igual o mayores herramientas de resolución y que nos retroalimente en forma positiva. Si la respuesta del otro va a ser angustiarse, replicar el estrés o enojarse sin traer alivio o proponer soluciones, definitivamente debemos evitarle. Es más conveniente alguien por fuera del entorno habitual que ofrezca otro punto de vista más fresco y objetivo.
Mucha gente se queja ante las preocupaciones y espera que todo su entorno reaccione igual (lo cual frecuentemente ocurre) pero ¿Soluciona algo? ¿Nos posiciona en busca de soluciones? ¿O simplemente expone nuestra inmadurez, contagia sensaciones negativas y agranda el problema o tiñe su solución de forma negativa? Por el contrario si sabes manejar la tormenta, entonces toma el control de la situación para dirigirla a buen puerto, acompaña a quienes no pueden manejarla y educa en formas de apaciguar los ánimos desde comentarios positivos hasta simplemente escuchando.
09. Acepta la frustración
No tengo 10 claves, solo 9 y éste titular para que recuerdes lo frustrante que es la vida… y que eso es normal. Titulé este artículo claves para “enfrentar el estrés” porque el estrés no se acaba, ese estado de alerta es tan primitivo como actual y el secreto no está en erradicarlo de nuestras vidas sino en aprender a convivir con él y tal vez, hasta manejarlo.
*Un especial agradecimiento a mis supervisoras y lideresas en la empresa MRM McCann Buenos Aires: Geraldine Szpaizer y Mariana Clement por contenerme, guiarme en la empresa y valorarme como persona antes que como recurso. Sofía Saez por darme libertad para aprender, emprender y dirigir aún siendo el último eslabón en la cadena. A Melisa Perez Mayo por alimentar mi potencial, posicionarme en mis fortalezas y enseñarme a realizar lo imposible. A Nohemí Ramírez por enseñarme a mantener la organización, el humor y la belleza en medio del caos. A Yanina Del Papa por volver cada error un aprendizaje y cada día un milagro sin perder de vista la claridad, ni la prioridad en mi vida: Yo y mis deseos. Y por todas las líderes que vendrán.
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